Que existen muchos tipos de maternidades es un hecho. Hoy en
día ya no resulta escandalosa una maternidad en solitario. Al menos no en
España. Sin embargo no siempre fue así. Pocos años atrás muchas mujeres eran
estigmatizadas por el hecho de haberse quedado embarazadas sin un hombre al
lado. Buena parte de la culpa de esto la tenía una sociedad obsesionada con el
pecado de la carne y una mentalidad un poco trasnochada que le daba a la mujer
un papel muy secundario en la sociedad.
Hoy las cosas han cambiado afortunadamente y los expertos parecen
coincidir en que para lograr la felicidad e un niños basta con proporcionarle
un hogar lleno de cariño y estabilidad. Hoy hemos querido hablar con varias
mujeres que afrontaron la maternidad en solitario y que nos cuentan su
experiencia.
Marina tiene 34 años y un bebé de seis meses. No trabaja de
forma estable y su embarazo fue una sorpresa: “La verdad es que la primera
sorprendida fui yo porque siempre he utilizado preservativo pero el caso es que
ahí estaba bien clarito en la ecografía. Tuve muchas dudas pero finalmente opté
por tenerlo, había pasado por un aborto siete años atrás y la experiencia había
sido traumática. Así que opté por seguir adelante. Mi trabajo no es estable
porque soy traductora independiente pero eso no me echó hacia atrás ni mucho
menos. El padre, un ex novio con el que a veces caía, no quiso saber nada y yo
tampoco insistí, en realidad no me parecía un padre adecuado y cuando se quitó
de en medio vi el cielo abierto. Pase muchas angustias de tipo anímico pero
aquí está mi retoño para hacerme la vida más fácil, más llevadera y más feliz.
Mis padres no se alegraron pero siempre tuve su apoyo. Mis amigas son como mi
familia y yo, la verdad, no sé si repetiría pero tengo claro que ha sido la
mejor decisión de toda mi vida”.
Juana se quedó embarazada a la cuarta intentona tras varios
intentos fallidos de fecundación in vitro. “Lo logré a los 39 años, casi ya a
punto de tirar la toalla, agotada y habiéndome gastado todos mis ahorros. En mi caso no me asustó nunca el tema económico puesto que soy funcionaria y tengo una seguridad laboral que hoy día es una suerte. La sociedad
hace mucha presión a las mujeres pero yo no me sentí presionada a ser madre por
ningún entorno, era una necesidad muy honda. Soñaba con la cara de mi hijo y
llegó a convertirse en una obsesión, me iba a los parques sólo para ver a niños
jugar, me fijaba en la cara de sus madres y me preguntaba cuándo podría ser una
de ellas. Mientras duró el proceso rechacé cualquier contacto físico con ningún
hombre, estaba obsesionada con el hecho de quedarme embarazada y pensaba que
cualquier interferencia me podía dificultar el proceso. Quería que fuese por
fecundación, nunca me sentí capaz de “engañar” a ningún hombre para lograr un
embarazo que deseaba tener sola. Quizás pueda parecer egoísta, no lo niego.
Pero no creo que difiera mucho de las mujeres que desean ser madres como
continuación de un amor en pareja. Todas las maternidades deberían ser lícitas
mientras se eduque con amor y respeto a los hijos. Mi hijo tiene ahora siete
años y me ha llenado completamente la vida. Lo volvería a hacer una y mil
veces, la verdad”
¿Y tú, qué opinas de una maternidad en solitario? Cuéntanos
tu caso o el de alguien que conozcas
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