Gracias a los
grandes avances de la ciencia ahora en nuestros días son muchas las soluciones
con respecto a la infertilidad, bien sea femenina o masculina. Hoy día hay
múltiples métodos de reproducción asistida. Hoy nos centraremos en la
inseminación artificial.
La Inseminación Artificial consiste en la colocación en el útero de la mujer el
semen del hombre cuando este no reúne las condiciones necesarias para hacerlo
de manera natural. En un principio la Inseminación Artificial se utilizó en
situaciones de alteración anatómica del aparato reproductor masculino o en
casos de disfunción eréctil, en los que el varón no era capaz de eyacular
dentro de la vagina de la esposa. Posteriormente la Inseminación Artificial se
utilizó también en casos de infertilidad masculina, ya que al concentrar los
espermatozoides se consigue que un mayor número de ellos alcance la periferia del
ovocito. El líquido del semen o plasma seminal, posee unas sustancias
(prostaglandinas) que al actuar sobre el cérvix hacen que el útero se contraiga
y aspire los espermatozoides acumulados en el moco cervical hacia la parte alta
del útero. Además de por las contracciones uterinas producidas por las
prostaglandinas del plasma seminal, los espermatozoides ascienden hacia las
Trompas de Falopio por las contracciones peristálticas de las trompas,
inducidas por las hormonas que liberan los folículos. Normalmente hay un solo
folículo dominante que producirá más cantidad de hormonas y que hará que la
trompa de su lado se contraiga más que la del otro, aspirando hacia sí la mayor
parte de los espermatozoides. Cuando los espermatozoides llegan a la zona donde
se encuentra el óvulo, han sufrido una serie de transformaciones, en su ascenso
desde el cérvix, conocidas como capacitación espermática.
Una vez llegan
hasta el óvulo y gracias al batido de su cola, los espermatozoides atraviesan
las células que rodean al ovocito (llamadas cúmulus ooforus) y merced a unos
receptores específicos en la Zona Pellúcida (capa que envuelve al ovocito) se
unen a ésta y al hacerlo se produce una modificación en la cabeza del
espermatozoide (llamada Reacción Acrosómica) que hace que se liberen
substancias que modifican la Zona Pellúcida y permiten la fecundación.
Parece, sin
embargo, que para que la fecundación se produzca deben adherirse a la Zona
Pellúcida una suficiente cantidad de espermatozoides. Si llegan pocos, será muy
difícil que se consiga fecundar. Esto nos explica porqué varones con poca
cantidad de espermatozoides móviles, tendrán grandes dificultades para
conseguir embarazo de forma natural, ya que, como se ha comentado, parte de
estos pocos espermatozoides móviles se perderán en la vagina y del resto, no
todos ascenderán hasta el fondo del útero y algunos de los que sí lo hagan,
irán hacia la trompa donde no se encuentra el óvulo y por fin, no todos los que
alcancen el óvulo serán capaces de atravesar las células del Cúmulus Ooforus y
unirse a la Zona Pellúcida. Si partimos de pocos espermatozoides, muy pocos
alcanzarán el óvulo.
En esto casos, la
Inseminación Artificial es un tratamiento muy sencillo y de gran ayuda ya que
lo que permite es depositar una gran cantidad de espermatozoides móviles en el
fondo del útero, para que puedan llegar suficientes hasta el ovocito.
Explicándolo de forma muy esquemática lo que se hace es concentrarlos y
depositarlos en el fondo del útero el día que la mujer está ovulando. Aunque
seguimos partiendo de pocos espermatozoides, al concentrarlos y dejarlos mucho
más cerca del óvulo, no perdemos los millones de espermatozoides que quedan por
el camino de forma natural. En realidad, el semen no simplemente se concentra,
sino que dos horas antes de hacer la Inseminación Artificial se le realiza un
procedimiento de capacitación artificial, que imita el proceso de capacitación
natural y que básicamente, además de la concentración, consiste en la
eliminación del líquido del semen y la substitución de éste por un medio de
cultivo específico que trata de aumentar la movilidad espermática así como de
mejorar la capacidad fecundante de los espermatozoides. Se realiza además una
selección de los mejores espermatozoides, de manera que solo éstos son
utilizados para la inseminación artificial.
CUÁNDO HACER
INSEMINACION
Antes de indicar
una inseminación intrauterina, debemos cerciorarnos de que los espermatozoides
y los óvulos van a tener el camino libre para encontrarse, es decir, que las
trompas deben estar permeables (no obstruidas); así mismo, las características
de la muestra de semen, deben superar unos mínimos. Si partimos de un semen muy
bajo de cantidad o calidad, seguirán sin llegar suficientes espermatozoides
para fecundar, aunque hagamos la Inseminación Artificial. En estos casos será
mejor optar por técnicas de Fecundación In-Vitro (FIV ó ICSI).
La inseminación
intrauterina está indicada en las siguientes situaciones:
Incapacidad de
depositar correctamente el semen en la vagina, como en los casos de hipospadias, eyaculación retrógrada, impotencia
de origen neurológico, casos de disfunciones sexuales como vaginismo,
eyaculación precoz o disfunción eréctil.
Alteraciones en
los parámetros seminales:
Oligozoospermia (recuento total de espermatozoides inferior a 40 millones),
Astenozoospermia (menos de la mitad de los espermatozoides con movilidad o
menos del 25% con buena progresión rectilínea), Teratozoospermia (porcentaje de
espermatozoides con alteraciones morfológicas, por encima del 85%). El éxito de
la técnica es directamente proporcional a la calidad del semen, siendo bueno el
pronóstico cuando después de capacitar la muestra de semen podemos recuperar al
menos 3 millones de espermatozoides normales y con buena progresión rectilínea.
Disfunción
ovulatoria: en muchas ocasiones se
obtiene mejor tasa de embarazo si además de corregir la disfunción ovulatoria
con tratamiento para desarrollo folicular múltiple, se asocia Inseminación
Artificial.
Factor cervical: Alteraciones en la funcionalidad del cérvix, así
como en las características del moco cervical, pueden ejercer una barrera para
el paso de los espermatozoides. Con la I.A. Intrauterina, se salva el obstáculo
y se consigue que un mayor número de espermatozoides lleguen a la cavidad
uterina.
Endometriosis
leve, cuando aún está intacta la
anatomía pélvica.
Factor
inmunológico: presencia de
anticuerpos anti-espermatozoides en el moco cervical o en el plasma seminal que
dificultan la fecundación. Si la tasa de anticuerpos es muy elevada, se
aconseja optar por técnicas de fecundación in-vitro (FIV – ICSI).
Esterilidad de
origen desconocido, donde
aparentemente todo está normal pero no se produce el embarazo de forma natural.
Mediante la realización de Inseminación Artificial intrauterina se consigue
gestación en muchos casos.
Inseminación
con semen de donante. En los casos en
los que es imposible obtener espermatozoides del paciente con capacidad
fecundante.
No se debe hacer
Inseminación Artificial en las siguientes circunstancias:
Recuento muy bajo
de espermatozoides con buena progresión (inferior a 3.000.000) después de haber
capacitado la muestra de semen. En estos casos se aconseja recurrir a otras
técnicas de reproducción asistida (FIV, ICSI.).
Respuesta ovárica
exagerada a la estimulación de la ovulación, por el riesgo de embarazo múltiple
si se realizara Inseminación Artificial.
Pacientes de mayor
edad, con un elevado tiempo de esterilidad, donde es mejor recurrir a otras
técnicas con mayor tasa de gestación.
Pacientes con
disfunción ovárica que generan muchos ovocitos de baja calidad (la FIV.
permite, entre otras cosas, escoger los pocos ovocitos de buena calidad).
Tasa muy elevada
de anticuerpos anti-espermatozoides que no disminuye lo suficiente tras
realizar lavados específicos del semen.
El éxito de
Inseminación Artificial depende de la precisión con que se decida el momento
exacto en el que se van a depositar los espermatozoides capacitados en el fondo
de la cavidad uterina. Si los
espermatozoides llegan al lugar donde se encuentra el óvulo demasiado pronto,
cuando éste llegue, los espermatozoides ya no tendrán capacidad de fecundar. De
la misma manera, si los espermatozoides alcanzan el óvulo mucho después de que
se produzca la ovulación, tampoco se podrá producir la fecundación por los
cambios que ya se habrán producido en el gameto femenino.
Por todo ello,
para la realización de la Inseminación Artificial, hay que controlar
previamente el desarrollo de los folículos y calcular exactamente el momento de
la ovulación. Esta monitorización del desarrollo folicular se lleva a cabo
mediante ecografía transvaginal y determinaciones en sangre de estradiol.
Generalmente se realiza una primera ecografía ocho o nueve días después de que
se iniciara la menstruación, para medir el tamaño de los folículos (quistes en
los ovarios llenos de líquido que contienen los ovocitos y que van creciendo
desde la regla hasta la ovulación) y contar cuántos se han desarrollado.
De forma
fisiológica, en las mujeres con función ovárica normal, se desarrolla
completamente un solo folículo de los 8 o 10 que empiezan a crecer, cada mes.
Cuando se inicia un ciclo de Inseminación Artificial, se induce el crecimiento
de más folículos, simplemente administrando un tratamiento que hace que lleguen
más hormonas a los ovarios de manera que más de uno pueda desarrollarse
completamente. En mujeres con ovulación normal, se podría hacer Inseminación
Artificial sin éste tratamiento hormonal, pero la estimulación ovárica mejora
francamente las posibilidades de gestación ya que permite controlar mejor el
ciclo, hace que el endometrio (mucosa que tapiza la cavidad del útero) sea más
receptivo y al haber más óvulos, hay más posibilidades de que alguno de ellos
sea fecundado por algún espermatozoide.
Lógicamente, al
haber varios óvulos aumenta la tasa de embarazo pero también la frecuencia de
embarazos múltiples (gemelos, trillizos, etc.). Para evitar este problema, el
especialista realizará controles ecográficos para ver el
tamaño de los folículos y saber cuántos van adelante, cancelando el ciclo en
los casos, infrecuentes, en los que la respuesta ovárica es excesiva ya que
entonces sí que el riesgo de complicaciones o de embarazo múltiple, puede ser
elevado. Ocurre, sin embargo, que ni todos los folículos que se desarrollan son
igual de maduros ni todos ovulan a la vez. Para valorar su grado de madurez se
llevan a cabo, además de las ecografías, determinaciones de Estradiol en
sangre, una de las hormonas producidas en los folículos. Con las medidas de la
ecografía y los valores del estradiol en sangre y haciendo estas pruebas de
forma seriada (generalmente a los 8, 10 y 12 días después de la menstruación)
es posible calcular exactamente el momento de la ovulación y con dos días de
antelación. Justo en ese momento, se llevará a cabo la Inseminación Artificial.
El tratamiento que
se administra, el número de ecografías y analíticas de sangre, el día en que se
realizan etc. es individualizado para cada paciente y para cada ciclo de
tratamiento en concreto, dependiendo de los datos de su historia clínica
particular así como de la respuesta ovárica a la estimulación que se haya
observado en ciclos anteriores. Habitualmente son suficientes dos ecografías y
una o dos determinaciones de estradiol, pero en cada caso se debe personalizar
el tratamiento y el control de la ovulación.
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